jueves, 10 de enero de 2013

El Discurso Parusíaco y los Cinco primeros Sellos (II de II)

Ver AQUI la I Parte.


CUARTO SELLO


Mateo XXIV

7b: “habrá… pestes y terremotos”


Marcos XIII

8b: “habrá terremotos en diversos lugares”.


Apocalipsis VI

7. Y cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: “Ven”.
8. Y miré, y he aquí un caballo pálido, y el que lo montaba tenía por nombre “la Muerte” (la Peste); y el Hades seguía en pos de él.


Aquí aumenta la dificultad en la identificación debido a que no es suficiente la exégesis sino que antes hay que buscar el significado de algunas palabras.
El término griego θάνατος tiene un doble significado: muerte y peste y así lo indican algunos autores:

Zerwick: “Θάνατος” = muerte. Aquí tal vez “peste”.

Zorell: “Θάνατος” = por extensión significa peste letal, Apoc. II, 23[1], VI, 8b (Job XXVII, 15; Jer. XV, 2)”.


Por su parte el erudito Allo[2] comenta: “Muerte” e “Infierno” asociados como en I, 18; XX, 13-14… Por el trío de calamidad “Guerra, Hambre, Peste” cfr. Is LI, 19; Jer. XIV, 12; Ez. V, 2 etc. θάνατος, en los LXX traduce a menudo el término hebreo דֶּבֶר, peste: Am. IV, 10; Jer. XIV, 12; XXIV, 10; Ez. V, 12.17; VI, 11-12, etc. En el nuevo Testamento cfr. Mt. XXIV, 7; Mc. XIII, 7-8; Lc. XXI, 10-12…”
“… Después de la guerra y el hambre he aquí la Peste, montada en un caballo verde (o verdoso, lívido)… es el color de un cadáver putrefacto, o si se prefiere, el de un rostro descompuesto de temor. Así el trío clásico de las plagas queda constituído, pues θάνατος no puede significar aquí sino “Peste”, según la analogía bíblica; si se tratara de la muerte en general, entonces este cuarto jinete no tendría ningún signo individual y su aparición sería más bien ociosa, dado que las dos plagas precedentes harían su trabajo. Las “bestias feroces” vienen naturalmente, como en Ezequiel seguidas de la despoblación (cfr. Deut. VII, 22 y II Reyes XVII, 25-26. El “Hades”, el Infierno, siguen las Tres plagas a fin de devorar sus víctimas”.

Con respecto a la Muerte y el Hades, notemos que en I, 18 se dice que Jesucristo tiene “las llaves de la Muerte y el Hades”, mientras que en este versículo vemos la muerte sentada en el cuarto jinete y el Hades que lo sigue, sin dudas para devorar a sus víctimas, como dice Allo, aunque la duda es si se refiere sólo al último jinete o por el contrario a los tres últimos, aunque nos inclinamos por la primera opción. En todo caso en el cap. XX (v. 13-14) volvemos a ver a la Muerte y el Hades entregando “los muertos que había en ellos”.

San Victorino, por su parte, comenta: “El Señor también prometió como venideras, entre otras, esta misma calamidad: grandes pestes y mortandad”.

Y el final del versículo 8 termina así:

“Y se les dio potestad sobre la cuarta parte de la tierra para matar a espada (segundo Sello) y con hambre (tercer Sello) y con peste (cuarto Sello) y por medio de las bestias de la tierra” (¿cuarto Sello?)[3].

Es decir esa potestad les fue dada a los jinetes del segundo, tercer y cuarto sello, y no al primero ya que este, como quedó dicho, no mata el cuerpo sino que envenena el intelecto.
Así pues, tenemos que el segundo jinete mata con la espada, el tercero con el hambre y por último el cuarto mata con la peste y por medio de las bestias del campo (a menos que estas sean comunes a los tres jinetes). Pero si consultamos el texto de los Evangelistas vemos agregados algunos otros datos, ya que nos dicen que además de las pestes habrá terremotos.

Este final del versículo prueba varias cosas:

1) Que el cuarto jinete representa la Peste.

2) Que el primer jinete no quita la vida del cuerpo.

3) Que el primer jinete no puede ser el Anticristo porque todos estos sucesos son anteriores a “la abominación de la desolación” de la que habla Jesucristo.

Estas tres plagas: espada, hambre y peste se pueden encontrar muy a menudo a través de todo el Antiguo Testamento:
Lev. XXVI, 14 ss; II Reyes XXIV, 10 ss donde Dios le da a escoger a David como castigo entre el hambre, la peste y la espada; III Reyes, VIII, 37; Jer. XXI, 7 ss.; XXIV, 10; XXVII, 8.13; XXXII, 24; XXXIV, 17; XXXVIII, 2; XLII, 17.22; XLIV, 11 ss; Ez. V, 12.17; VI, 11; VII, 15; XII, 16; XIV, 21 y también pueden encontrarse junto a estas tres plagas incluso la de los falsos profetas: Jer. XIV, 10 ss, XXVII, 8 ss y XXIX, 15 ss.

Wikenhauser comenta: “La frase “les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra” y lo que sigue, se refiere a los cuatro jinetes[4]. Las armas con las cuales pueden dar muerte corresponden a los juicios punitivos anunciados contra Jerusalén en Ez. 14, 21 (la espada, el hambre y las fieras son los equivalentes del segundo, tercer y cuarto jinetes respectivamente). Las epidemias son la consecuencia ordinaria de las carestías y de las guerras. En las regiones devastadas llegan a abundar las fieras.
Los cuatro jinetes no son ángeles vengadores, sino que hay que considerarlos como personificaciones alegóricas de las plagas que traen consigo. Guerras, hambre y epidemias, con las espantosas consecuencias que acarrean al hombre (cf. la invocación de las letanías de todos los Santos: “De la peste, el hambre y la guerra, líbranos Señor”). Para nuestro modo de ver estas se originan en causas naturales; para el vidente, en cambio, tienen al mismo tiempo un sentido apocalíptico, en cuanto anuncian por anticipado el fin de la historia, que Dios va preparando, y son, por tanto, mensajeros del juicio final”.

Dos objeciones aparecen aquí:

1) La Vulgata traduce “Y habrá pestes y hambres…” (Mt. XXIV, 7) con lo cual los jinetes tercero y cuarto no estarían en orden.

Maldonado[5], in loco, responde: “Estas palabras están trastocadas. En el original griego se dice hambre y pestes, que por la semejanza de los términos[6] fácilmente pudieron cambiar el orden en los códices griegos y latinos. Y así habrá que leerlas, porque es también el orden en que suelen aparecer estas calamidades”.

2) La versión de Mc varía por completo ya que dice: “Habrá terremotos en diversos lugares, habrá hambres” (vers. 8b).

No podemos dejar de reconocer la validez de la objeción y solo nos resta decir que o bien el término pestes falta y se ha perdido como en el caso de algunos códices griegos de San Mateo, lo cual es muy improbable, o bien no queda menos que afirmar que San Marcos nos dio aquí una versión abreviada y con los términos invertidos. Una razón désto sería que las plagas espada, hambre y pestes son como un trío que casi siempre marchan juntas en el Antiguo Testamento, pero Mc no cuidó de mantener las tres unidas y se contentó con darnos la plaga de los terremotos, que a menudo son seguidos de pestes, como si estas fueran su efecto principal.


QUINTO SELLO

Mateo X

17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los sanedrines y os azotarán en sus sinagogas,
18 y por causa de Mí seréis llevados ante gobernadores y reyes, en testimonio para ellos y para las naciones.
19 Más cuando os entregaren, no os preocupéis de cómo o qué hablaréis. Lo que habéis de decir os será dado en aquella misma hora.
20 Porque no sois vosotros los que hablaréis, sino que el Espíritu de vuestro Padre es quien hablará por medio de vosotros
21. Entregará hermano a hermano a la muerte y padre a hijo; y se levantarán hijos contra padres y los harán condenar a muerte.
22. Y seréis odiados de todo a causa de mi nombre; pero el que perseverare hasta el fin, ese será salvo.

Marcos XIII

9 Mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los sanedrines, y seréis flagelados en las sinagogas y compareceréis ante gobernadores y reyes, a causa de Mí, para dar testimonio ante ellos.
10 Y es necesario primero que a todas las naciones sea proclamado el Evangelio.
11 Más cuando os lleven para entregaros, no os afanéis anticipadamente por lo que diréis; sino decid lo que en aquel momento os será inspirado; porque no sois vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo.
12 Y entregará hermano a hermano a la muerte y padre a hijo; y se levantarán hijos contra padres y los harán condenar a muerte.
13 Y seréis odiados de todos a causa de mi nombre; pero el que perseverare hasta el fin, ese será salvo.

Apocalipsis VI

9. Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados por la causa de la Palabra de Dios y a causa del testimonio que tuvieron;
10, Y clamaron a gran voz diciendo: “¿hasta cuándo, oh Señor el Santo y Veraz, tardas en juzgar y vengar nuestra sangre sobre los habitantes de la tierra?
11. Y les fue dada una túnica (στολὴ) blanca a cada uno; y se les dijo que descansasen todavía por poco tiempo hasta que se completase el número de sus consiervos y de sus hermanos que habían de ser matados como ellos.

Sobre los mártires del quinto sello ver lo que ya dejamos dicho AQUI.

El quinto sello, rompiendo la unidad temática de los cuatro anteriores, nos muestra las persecuciones previas al Anticristo, pero con la diferencia que mientras en el Evangelio Nuestro Señor nos habla directamente de las persecuciones, San Juan en el Apocalipsis ve ya a esos mártires en el cielo pidiendo venganza por su sangre[7], ante lo cual se les responde que esperen todavía un tiempo hasta que se cumpla su número, tiempo durante el cual se desata el sexto sello que marca a los 144.000 judíos que van a ser protegidos, como otrora en Egipto, de las plagas que se van a desatar cuando se abra el último sello y comiencen a sonar las siete trompetas.

Contra lo que acabamos de decir surge una objeción y es que en San Lucas las persecuciones están en primer lugar:

Lucas XXI

8. Y El dijo: "Cuidaos que no os engañen; porque muchos vendrán bajo mi nombre diciendo: "Yo soy” y “el tiempo está cerca". No les sigáis.
9. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterroricéis; esto debe suceder primero, pero no es enseguida el fin."
10. Entonces les dijo: "Nación se levantará contra nación, reino contra reino.
11. Habrá grandes terremotos y en diversos lugares hambres y pestes; habrá también prodigios aterradores y grandes señales del cielo.
12. "Pero antes de todo esto, os prenderán; os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, os llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi nombre;
13. esto os servirá para testimonio.”

Respuesta: como ya lo hicimos notar AQUI San Lucas dedica los versículos 8 a 24 de su discurso para desarrollar la profecía de la destrucción de Jerusalén y, como podemos corroborar fácilmente por la historia, las persecuciones a los Apóstoles sucedieron casi inmediatamente después de Pentecostés, y así vemos por ejemplo que el martirio de San Esteban tuvo lugar entre dos y cuatro años después de la muerte de Nuestro Señor[8].

Esta diferencia entre los discursos que traen Mt y Mc por un lado y el que trae Lc por el otro es una de las tantas pruebas de que estamos ante dos discursos distintos. No faltará oportunidad de volver sobre este importantísimo tópico que resuelve con gran facilidad todas las dificultades que se presentan en Mt XXIV, Mc XIII y Lc XXI.

Para finalizar, notemos que el discurso Parusíaco pasa directamente del quinto sello a la “Abominación de la desolación” sin decir nada ni de los dos últimos sellos ni de las seis primeras trompetas[9].

Vale!



[1] Como nota al margen es interesante destacar que II, 23 hablando a la Iglesia de Tiatira (la Iglesia de la Edad Media) dice: “Mataré a sus hijos con peste (“θάνατοςy de ahí que muchos traduzcan simplemente “muerte”), y conocerán todas las Iglesias que Yo soy el que escudriño riñones y corazones; y retribuiré a cada unos de vosotros conforme a vuestras obras”. Y bien podría ser esta una clara alusión a la “peste negra” de la que habla Castellani: “El instrumento del adulterio se convierte en instrumento de tortura; el lecho de los malos amores se vuelve cama de enfermo. No puede uno menos de recordar las tremendas epidemias de la Edad Media, y su culminación en la Muerte Negra, tremenda pestilencia desconocida que invadiendo desde los puertos del Mediterráneo cubrió casi toda Europa, diezmó su población en un tercio por lo menos, sembró el terror y el desaliento, paralizó el progreso –muchas de las catedrales góticas han quedado hasta nuestros días inconclusas a causa del flagelo- y prácticamente cerró el auge de la Edad Media”.

[2] Saint Jean L`Apocalypse, Deuxieme edition, Paris 1921.

[3] La Vulgata y los que la siguen traducen mal: “y se le dio poder sobre las cuatro partes de la tierra” pues el poder se les da a los tres últimos jinetes y sobre la cuarta parte de la tierra.

[4] Nota nuestra: creemos, como dijimos en la nota anterior, que hay que excluir al primer jinete.

[5] Comentario a los cuatro Evangelios, Tomo I, BAC, 1950.

[6] Nota nuestra: Hambres es λιμοὶ y Pestes λοιμοὶ. La misma semejanza, argüimos, que pudo trastocar el orden pudo también causar la omisión de λοιμοὶ (Pestes) y traer solo “Hambres” en algunos códices griegos.

[7] Esto es así porque Jesucristo narra lo que sucede en la tierra mientras San Juan relata lo que ve en el cielo.

[8] Rosadini S.I. Institutiones Introductoriae in Libros NT, vol. II, pag. 11*.
Todavía se podría retrasar un poco más la fecha si tenemos en cuenta las persecuciones que sufrieron los Apóstoles tal como las vemos narradas en Hechos IV-V.

[9] Decimos “de las seis primeras” y no de las siete porque cuando suena la sexta trompeta el Anticristo ya ha comenzado su reinado hace tres días y medio… Tal vez más adelante deberíamos dar la secuencia cronológica del Apocalipsis tal como la entendemos.