sábado, 3 de mayo de 2014

Castellani y el Apocalipsis, VIII: La Iglesia de Laodicea

VIII

La Iglesia de Laodicea

Gran debate ha existido siempre en torno a la exégesis de las siete Iglesias. Castellani cree que estamos en la sexta, en Filadelfia, y que la última corresponde al Milenio. Estas son sus palabras (pag. 65-66):

"En nuestra interpretación, Laodicea no puede ser sino la Iglesia de los Mil Años, o sea, desde el retorno de Cristo hasta el Juicio Final. Lástima que esta interpretación es la que dan los llamados milenistas que entienden literalmente y no alegóricamente el Capítulo XX del Apokalypsis".

Y luego continúa:

"Los que repugnan a esta interpretación – ¡y en qué forma! – pueden recular la Iglesia anterior y hacer caber a Laodicea antes de la Parusía; como hace Billot e hice yo mientras fui su discípulo; y así lo puse en el Capítulo V del Cuaderno Segundo de mi libro Los Papeles de Benjamín Benavides".

Ha habido pues, un cambio de posición en Castellani, aunque todo parece indicar que no está seguro de su exégesis. De aquí que diga en el Excursus D:

"Ahora bien, no hay ninguna cosa más rara en la Revelación de Juan que la inteligencia textual de las Siete Iglesias, ni alguna más difícil, puesto que comprendiendo todo el curso de la historia del mundo desde Cristo, necesariamente las Iglesias, que no son aún pasadas, tienen que ser enigmáticas; como lo son en nuestro trabajo las dos últimas. Yo no sé simplemente si Laodicea es la Iglesia bajo el Anticristo, o bien el Reino Milenario."

Convengamos pues, en que esta es una mera opinión sobre la cual no está seguro.

En lo personal estamos convencidos que actualmente está transcurriendo (y terminando) la quinta Iglesia, la de Sardes y que la hipótesis de Castellani es, a todas luces, imposible y contraria al texto.

Analicemos el comentario de Castellani a la Iglesia de Laodicea.


"Conozco tus obras
Porque no eres ni frío ni cálido
¡Ojalá que fueses frío o caliente! -
Pero porque eres tibio
Ni frío ni caliente
Empezaré a vomitarte de mi boca."

Y luego dice:

"Según los milenistas, es el período entre la Parusía y el Juicio Final, el Reino de los Mil Años – sean diez siglos, sea un largo tiempo indeterminado – la tibieza irá invadiendo esa Iglesia próspera, que realmente se creerá "rica"; y llegará un tiempo en que no tendrá ni la frialdad del paganismo – que es susceptible de ser calentado – ni el calor prístino de la caridad cristiana que la inauguró; y eso es una cosa que da náuseas. Pero está "en la boca" de Cristo y no a sus pies: es el Reino de Cristo confesado por todos.
Esa tibieza desencadenará la rebelión de Gog y Magog, con la consumación en el fuego del cielo y el Juicio Final; suceso tan misterioso para mí que prefiero simplemente consignarlo sin explicarlo. Si se interpreta literalmente el Capítulo XX, hay que admitirlo".

Si se entiende "según algunos milenaristas", pase. Pero si acá está diciendo ora que todos los milenaristas dicen esto, ora que aceptado el Milenio se sigue necesariamente que esta Iglesia es la de los mil años, entonces debemos negarlo en absoluto.
Lo más probable, sin embargo, es que esté defendiendo la primera opción.

Continuemos.

"Porque dices:
"Rico soy y próspero
No necesito de nadie" -
Y no sabes que eres mísero
E indigente
Y pobre y ciego
Y desnudo."

Castellani comenta:

"Poco pega esta palabra con los esplendores del Reino milenario de los Kiliastas; y sólo puede aceptarse como referida a su final. Mas los milenistas alegan que aquí el Profeta recapitula; o sea, vuelve atrás e indica la causa general de todas las caídas, como vemos que en Éfeso dice: "Has caído de tu fervor primero"; en la de Pérgamo: "Pero tengo contra ti alguito''; en la de Thyatira: "Consientes con la hembra Jezabel"; en la de Sardes: "Tienes nombre de vivo y estás muerto"."

¿Qué decir de todo esto?

A ver:

En primer lugar si "poco pega" debe ser porque está forzando el texto, y esta debió ser la primera opción que debió plantearse al llegar aquí. Si una exégesis es forzada es, casi seguro, un buen signo de que es falsa, y es esta la razón por la cual la exégesis de Lacunza cautiva inmediatamente el intelecto. Su interpretación es natural, plana. Simplemente se deja llevar por el texto.

En segundo lugar, no es posible que al describir la época más gloriosa de la Iglesia sobre la tierra (según Castellani), el autor sagrado lo único que haga sea aplicarle críticas, porque aquí será bueno recordar algo: hay tres Iglesias que tienen mezcla de alabanzas y críticas (Efeso, Pérgamo y Tiatira), dos que solo tienen críticas (Sardes y Laodicea) y dos que solo tienen alabanzas (Esmirna y Filadelfia).
Si la Iglesia de Laodicea* representa la Iglesia del Milenio, no se entiende, pues, ni por qué se la critica, ni mucho menos que solamente reciba críticas y no alabanzas.

La razón que da es a todas luces falsa. Decir que el profeta recapitula acá, no tiene sentido alguno.

Este procedimiento de Castellani nos recuerda al de los alegoristas. Estos "tienen siempre a mano el sentido alegórico, y si esto no basta, viene luego ayudándolo el anagógico, a los cuales añaden el tropológico, místico, acomodaticio, etc, haciendo uso frecuentísimo, ya de uno, ya de otro, ya de muchos a un tiempo: subiendo de la tierra al cielo con gran facilidad, y con la misma bajando del cielo a la tierra en el instante siguiente, tomando en una misma individua profecía, en un mismo pasaje y tal vez en un mismo versículo, una parte literaliter, otra alegorice, otra, anagogice y componiendo de varios retazos diversísimos una cosa o un todo que al fin no se sabe qué es. Y entre tanto, la Divina Escritura, el libro más verdadero, el más venerable, el más sagrado queda expuesto al fuego o agudeza de los ingenios, a quién acomoda mejor, como si fuese un libro de enigmas…".

Esto dice Lacunza en su introducción y, salvando las distancias, creemos que Castellani hace algo por el estilo.

Castellani tiene como dos comodines a la hora de interpretar el Apocalipsis y las profecías en general: la figura del tipo y antitipo, y la recapitulación. Cuando algo no encaja lo que hace simplemente es aplicar algunos de estos principios para salvar su exégesis.

Analicemos este caso con algo más de atención.

En el Excursus A había definido el método de la recapitulación de esta manera:

"El método del hagiógrafo es la "recapitulación": esto fue visto desde el comienzo – desde Tertuliano, siglo II adelante – por los intérpretes. Es decir, el escritor cesa en su narración y vuelve atrás a una nueva visión. Cesa al llegar cerca de la Parusía; y recomienza con un nuevo aspecto o desde un punto más cercano a ella. Esto notó Victorino mártir, Obispo de Pettau, en el primer comentario que tenemos, respecto a los 4 Septenarios: al llegar a la Séptima (Iglesia, Sello, Trompa, Redoma) que es la Parusía, San Juan abandona, vuelve atrás y recomienza."

Este párrafo contradice palmariamente lo que había dicho antes:

1) En primer lugar aquí afirma que los septenarios terminan en la Parusía. Al comentar la Iglesia de Laodicea dice que se refiere al Milenio.

2) La recapitulación quiere decir que al llegar a la Parusía el Vidente se detiene y comienza en una nueva visión. Hemos visto más arriba que Castellani había dicho que la recapitulación se da en el mismo septenario. Es como si dijéramos que en el séptimo sello, trompeta o copa, San Juan hiciera como una recapitulación de los otros seis sellos, trompetas o copas.

Al intentar desarrollar una falsa exégesis Castellani hace uso del método de la recapitulación, pero lo aplica mal, contrariando el significado que le había dado antes.

Además, ¿qué sentido tiene "recapitular dando las causas generales de las caídas"? ¿Qué hacemos con las dos Iglesias que no tienen reproche alguno?

Continuemos.

"Te exhorto a que compres de mí
Oro ardiente acrisolado
Para que enriquezcas -
Y túnica blanca para vestirte
Y no aparezca la vergüenza
De tu desnudez -
Y unge con colirio tus ojos
Para ver -
Yo a los que amo acoso y castigo -
Encélate pues y conviértete
Mira que estoy a la puerta y llamo".

Y comenta:

"No es cuestión de muerte aquí ni enfermedad grave, sino de miopía, desnudez, pobreza, o sea imperfección. "A los que amo", no son apóstatas ni réprobos. Y otra vez la mención de la inminencia de la Venida o, mejor dicho, de la Presencia: "estoy a la puerta".

¿En qué quedamos? ¿No es esta la Iglesia de los Mil años? ¿Cristo ya se supone venido o no? ¿Qué sentido tiene la amenaza de Cristo?

El anuncio de Cristo: "Mira que estoy a las puertas y llamo" es una clara alusión a la Parusía, y por lo tanto indica que la misma todavía no ha tenido lugar:

Mt. XXIV, 33: "Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas".
Cfr. Mc. XIII, 29.

Mt. XXV, 10: "Mientras ellas iban a comprar, llegó el Esposo y las que estaban prontas, entraron con Él a las bodas, y se cerró la puerta".

Lc. XIII, 24-28: "Pelead por entrar por la puerta angosta, porque muchos, os lo declaro, tratarán de entrar y no podrán. Enseguida que el dueño de casa se haya despertado y haya cerrado la puerta, vosotros, estando fuera, os pondréis a llamar a la puerta diciendo: "¡Señor, ábrenos!". Mas Él respondiendo os dirá: "No os conozco de dónde sois". Entonces comenzaréis a decir: "Comimos y bebimos delante de Ti y enseñaste en nuestras plazas". Pero Él os dirá: "Os digo, no sé de dónde sois. Alejaos de Mí, obradores de toda iniquidad. Allí será el llanto y rechinar de dientes…".

Sant. V, 7-9: "Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la Parusía del Señor (…) También vosotros tened paciencia: confirmad vuestros corazones, porque la Parusía del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos con otros, para que no seáis juzgados; mirad que el Juez está a la puerta".

Y para ir terminando, notemos el mismo error en la interpretación de los últimos versos:

"Quien oyere mi voz
Y me abriere la puerta
Entraré donde él
Y cenaré con él
Y él conmigo -
Al que venza
Lo entronizaré conmigo
En mi trono -
Como yo vencí
Y fui entronizado con mi Padre
En mi trono -
Quien tiene oídos para oír, que oiga".

Castellani explica:

"Lo definitivo promete aquí Cristola cena, el último acto del día; su propio trono al que venciere; o sea la gloria absoluta."

Cristo no está prometiendo "la gloria absoluta", sino lo mismo que en todas las Iglesias: el Reino de mil años, pues la cena y el trono son dos clarísimas alusiones al Milenio y no a la gloria del cielo.
Nos abstenemos de citar todos los pasajes relativos porque esto se está haciendo demasiado largo y, por otra parte, son bastante conocidos.

Francamente, la exégesis del Apocalipsis que trae Castellani hace aguas por todos lados.

Creemos que la razón del error de Castellani (y lo mismo dígase de Eyzaguirre) está en creer que la Iglesia Católica va a estar en la tierra durante el milenio y de aquí que tenga que caer en estos desaciertos.
Tal vez aquellos que crean que la Iglesia Católica sí va a estar presente en la tierra durante los Mil años podrán responder a la objeción diciendo que San Juan solamente profetizó las siete épocas de la Iglesia durante este siglo y no sobre el venidero, y de esta forma se puede hacer caer la Iglesia de Laodicea bajo el Anticristo, que es de hecho donde le corresponde, sin mayores dificultades.

Por otra parte, y ya para ir terminando, notemos que es imposible que estemos en la Iglesia de Filadelfia como lo quiere Castellani debido, entre otras razones, al hecho de que esta Iglesia tiene solamente alabanzas y no críticas. Si hay un período histórico de la Iglesia en la cual se le puede criticar todo es sin dudas al nuestro. La Revolución Francesa no marca el paso de una Iglesia a otra sino que acentúa drásticamente la caída que había comenzado con la rebelión protestante.
Si Castellani hubiera dicho que estamos en la Iglesia de Laodicea uno lo podría haber entendido, porque las notas encajan un poco más, aunque igual hubiéramos estado en desacuerdo.

Pero este ya es otro cantar.


Vale!

* Nota del Blog: habíamos escrito involuntariamente "Filadelfia" y un lector tuvo la amabilidad de señalarnos el error. Corregido queda, pues, y desde ya nuestro agradecimiento.