martes, 3 de junio de 2014

La Estructura del Apocalipsis (II de III)

I Parte - III Parte

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II) Segunda División.

En la primera sección habíamos divido el Apocalipsis en tres partes, según lo que se dice en I, 19:

1) I, 12-18: lo que has visto.

2) II-III: lo que es.

3) IV en adelante: lo que debe suceder después de esto.

Antes de pasar a la división del tercer punto, que es la que nos interesa, será bueno tener algo en mente: en I, 11 se le dice a San Juan:

"Lo que ves escríbelo en un libro, y envíalo a las siete Iglesias: a Éfeso y a Esmirna y a Pérgamo y a Tiatira y a Sardes y a Filadelfia y a Laodicea".

Según esto, todas las visiones que San Juan va a tener después del v. 11 van dirigidas a las siete Iglesias. Ahora bien, cuando en el v. 19 se le da la triple división, debemos notar una diferencia y es que la segunda (lo que es) no implica una visión, con lo cual tenemos aquí dos grandes grupos de visiones: por un lado la de los versículos 12-18 y por el otro, todo lo que sucede a partir del Cap. IV.

Si es esto así, ¿para qué sirven las siete Iglesias? Creemos que aquí hay una clave de la estructura.

Veamos.

Como ya lo hemos dicho en otra oportunidad, (Cfr. AQUI) los títulos de Cristo de la visión de los versículos 12-18 se encuentran en las primeras cinco Iglesias y no así en las dos últimas, con lo cual parecería que la estructura del v. 19 sería la de dos grandes grupos de visiones separadas por las siete Iglesias, de las cuales las primeras cinco pertenecen a la primera visión, con lo cual será preciso ver ahora si los otros dos títulos de Cristo los podemos ubicar en las visiones de los Capítulos IV y ss.

El título de la Iglesia de Filadelfia es doble: "el Santo, el Veraz" y "el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cerrará, y que cierra y nadie abre", pero puesto que este último es un título relacionado con Israel y no con la Iglesia, nos queda pues, el primero.

Por su parte, el título de la Iglesia de Laodicea es triple: "el Amén", "el testigo fiel y veraz", "el principio de la creación de Dios".

El primero de los títulos se encuentra en el Cap. VI cuando los Mártires del Quinto Sello dicen:

10. “¿Hasta cuándo, oh Señor, el Santo y Veraz, tardas en juzgar y vengar nuestra sangre sobre los habitantes de la tierra?”.

Por su parte el segundo de los títulos se encuentra en la batalla del Armagedón, Cap. XIX, cuando el Vidente describe el descenso de Cristo en estos términos:

11. "Y vi el cielo abierto y he aquí un caballo blanco y el sedente sobre él era llamado Fiel y Veraz, y juzga con justicia y hace la guerra".

Así tenemos, pues, que las dos últimas Iglesias corresponden a la tercera división que trae San Juan en I, 19, es decir, "lo que debe suceder después de esto".

Hemos dicho ya en varias oportunidades que las dos últimas Iglesias corresponden a la última Semana Daniélica y a ella se refiere el Apocalipsis cuando dice "vengo pronto", "el tiempo está cerca", "las cosas que deben suceder pronto", como así también al objeto central de la profecía cuando escribe:

I, 2: "El cual testificó “la Palabra de Dios” y “el Testimonio de Jesucristo”.

Y luego:

I, 9: "Fuí en la isla, la llamada Patmos, a causa de “la Palabra de Dios” y de “el Testimonio de Jesús".

Los cuales grupos corresponden a los Mártires del Quinto Sello y a los Mártires del Anticristo respectivamente.
Cfr. AQUI y AQUI 

Ahora bien, si como hemos afirmado en el trabajo sobre las LXX Semanas, tanto el Discurso Parusíaco como el Apocalipsis describen cada vez con mayor detenimiento esta última semana Daniélica, será bueno indagar un poco más a fin de corroborar si existe tal correspondencia en cuanto a las respectivas estructuras.

La Septuagésima Semana está dividida en dos grandes partes iguales separadas por la abominación desoladora que ha de venir sobre el Santuario (IX, 27).

El Discurso Parusíaco, por su parte, claramente indica la misma división al hablar y citar este pasaje de Daniel, cuando Nuestro Señor dice:

Mt. XXIV, 15: "Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, de la que habló el profeta Daniel, estando (de pie) en el Lugar Santo -el que lee, entiéndalo-…".
Cfr. Mc. XIII, 14.

Es decir, antes de la abominación de la desolación Nuestro Señor profetiza lo que ocurrirá en la primera mitad de la Septuagésima Semana y a partir del v. 15 pasa a hablar del período que llama "grande tribulación".

Siendo esto así, habría que encontrar la misma subdivisión en el Apocalipsis, es decir, debería haber algo que separe las visiones del Capítulo IV en adelante en dos grandes partes y que coincidan con la misma estructura de Daniel y de Nuestro Señor.

Creemos que esta división existe.

Por lo general los autores suelen coincidir en que la visión que comienza con el Cap. X marca una nueva etapa en las revelaciones del Apocalipsis, y con razón, puesto que hasta entonces las mismas habían tenido lugar en el cielo, mientras que a partir del Cap. X se dan en la tierra.

"1. Y vi a otro ángel poderoso descendiendo del cielo, envuelto en una nube y con el arco iris sobre su cabeza y su rostro era como el sol y sus piernas como columnas de fuego".

San Juan ve a San Gabriel "descender" del cielo, lo cual nos indica que ya está en la tierra, a diferencia de lo que nos había dicho al comienzo del Cap. IV:

"1. Después de esto tuve una visión y he aquí una puerta abierta en el cielo, y la voz, la primera que yo había oído, como de trompeta hablar conmigo, dijo: “Sube acá y te mostraré lo que debe suceder después de esto”.
2. Al instante fui en espíritu y he aquí un trono puesto en el cielo y Uno Sedente en el trono…".

Bien. Esto en cuanto a la división, pero ahora será preciso saber si los tiempos corresponden a los de la Septuagésima Semana y a los del Discurso Parusíaco, es decir, si están separados por "La abominación de la desolación en el Lugar Santo", o sea, por el Anticristo profanando el Templo de Jerusalén.

La respuesta es afirmativa y la prueba sencilla.

El Capítulo IX nos había dejado tras la sexta trompeta, lo cual se corrobora por lo que le dice el ángel a San Juan en X, 7:

"… en los días de la voz del séptimo ángel, cuándo él vaya a tocar la trompeta, el misterio de Dios quedará consumado según la buena nueva que Él anunció a sus siervos los profetas".

Estamos, pues, entre la sexta y séptima trompeta, pero ¿cómo saber cuándo tiene lugar el toque de la sexta trompeta?

Veamos:

Después del toque de la cuarta trompeta aparece un águila diciendo:

IX, 13: "¡Y vi y oí un águila volando por medio del cielo que decía con gran voz: “Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra, a causa de los restantes toques de la trompeta de los tres ángeles que están por tocar!”.

Y luego de la quinta Trompeta el Profeta dice (IX, 12):

"El primer ay pasó; ved que después de esto vienen aún dos ayes".

Con lo cual sabemos que la quinta, sexta y séptima trompeta coinciden con el primer, segundo y tercer "ay" respectivamente.

Ahora bien, en el Capítulo XI se narra la prédica de los dos Testigos y luego su muerte a manos de la Bestia, seguida de la resurrección y posterior asunción. Todo ésto, tres días y medio después de la toma de Jerusalén a manos del Anticristo.

Después de narrar la asunción, el terremoto y la conversión de los presentes, el Vidente dice:

14. El segunda ay pasó; ved que el tercer ay viene pronto.

Es decir, el segundo "ay", que coincide cronológicamente[1] con la sexta trompeta, tuvo lugar tres días y medio después de la abominación de la desolación en el Lugar Santo.

Y vemos así, en el Apocalipsis, la misma estructura que la profecía de las LXX Semanas y que el Discurso Parusíaco, lo cual confirma nuestra tesis de un desarrollo cada vez más detallado de la Septuagésima Semana en ambas profecías y de ahí la importancia única de las LXX Semanas para comprender las otras dos.

Así, pues, la primera serie de visiones del Apocalipsis tiene lugar en el cielo y describe lo que sucede en la primera mitad de la Septuagésima Semana, terminando con la abominación de la desolación en el Lugar Santo, mientras que las visiones en la tierra narran lo que sucede después del toque de la sexta trompeta, a saber, la séptima trompeta que dará comienzo a las siete copas, la caída de Babilonia, y la destrucción de las dos Bestias en la batalla del Armagedón[2].

Notemos además la siguiente coincidencia: el título de Cristo en la Iglesia de Filadelfia se encuentra en las visiones en el cielo, es decir en la primera mitad de la Septuagésima Semana ya que corresponde al pedido de venganza de los Mártires del Quinto Sello, mientras que el título de Nuestro Señor en Laodicea se encuentra en la segunda mitad debido a que se trata de una visión en la tierra y relacionada con la destrucción de las dos Bestias.

En ambos casos, los títulos de Nuestro Señor corresponden a su función de Juez.

Para terminar, veamos la siguiente curiosidad: tras la batalla de Armagedón siguen dos grandes grupos de visiones:

I) Cap. XX:

1) Encadenamiento de Satanás y su posterior soltura (vv. 1-10), la cual visión tiene lugar en la tierra.

2) Juicio final (vv. 11-15) que parece ser vista desde el cielo o por lo menos "desde el trono"[3].


II) Cap. XXI-XXII, 9:

1) Visión del descendimiento de la Jerusalén Celeste (XXI, 1-8). Desde la tierra, obviamente.

2) Descripción del interior de la Jerusalén Celeste (XXI, 9-XX, 9), "desde un monte grande y alto" (XXI, 10).

Hasta aquí nuestra segunda división estructural del Apocalipsis enfocada en la parte más importante de la profecía: los Capítulos IV y ss. Todo está dirigido hacia la Septuagésima Semana de Daniel y a los dos grandes grupos de Mártires: los del Quinto Sello y los del Anticristo.

Siguen a continuación las respuestas a algunas objeciones que hemos dejado para la tercera parte.

Vale!






[1] Parecería que el pasaje del cap. XI no identifica el segundo ay (sexta trompeta) con el terremoto sino que simplemente nos indica que tras los sucesos del cap. XI la sexta trompeta ya tuvo lugar.

[2] Hay dos excepciones en cada caso:

1) En las visiones en el cielo San Juan contempla, al abrirse el sexto sello, el oscurecimiento del sol, el enrojecimiento de la luna y la caída de las estrellas, más el temor de las gentes, todo lo cual corresponde al Juicio de las Naciones, y tiene lugar durante los cuarenta y cinco días posteriores a la destrucción de las dos Bestias, y luego ve a los Mártires del Anticristo "los que vienen de la tribulación, la grande" (VII, 9-16). Pero estas dos visiones "fuera de lugar" se entienden por estar relacionados con el sexto sello (sobre esto será mejor volver más a propósito en otra ocasión).

2) A su vez las visiones en la tierra tienen también sus dos excepciones: por un lado en el Cap. XI se habla del tiempo de la prédica de los dos Testigos (vv. 1-7) que coincide con la primera mitad, pero esto se trae como mera introducción y resumen para meternos de lleno en donde habían cesado las visiones en el cielo, es decir en la sexta trompeta (2 Ay), y por el otro lado en el Cap. XIV, 14 ss. donde se habla, una vez más, del Juicio de las Naciones.

Sin embargo sobre el Juicio de las Naciones debemos observar dos cosas aún: primero que es posterior a la Septuagésima Semana ya que ésta termina con la destrucción de las dos Bestias, y en segundo lugar que esta visión se tiene en dos oportunidades: una en el cielo y otra en la tierra.

[3] Parecida a las visiones de los Capítulos IV-V.