lunes, 18 de agosto de 2014

Castellani y el Apocalipsis, XI: Las tres Ranas

XI

Las tres Ranas

Estos versículos del capítulo XVI son, si no los más difíciles, a lo menos unos de los más extraños de todo el Apocalipsis.

Para colmo de males "ranas" es un término único no solo en el Apocalipsis sino en todo el Nuevo Testamento, con lo cual no podemos buscar ayuda alguna en los lugares paralelos.

Sin embargo, por el contexto es fácil saber de quién se trata y a qué tiempos se refiere. Ahora analizaremos la identidad de estas ranas y dejaremos para más adelante un somero estudio del Armagedón.

Veamos lo que dice Castellani (pág. 201):

"Y ví de la boca del Dragón
Y de la boca de la Fiera
Y la boca del Pseudoprofeta
Tres espíritus sucios
A modo de Ranas
- Son espíritus demoníacos
Que hacen prodigios -
Y proceden hacia los Reyes
De toda la tierra
Para rejuntarlos
Para la Granguerra
Del día del Dios Omnipotente-."

En cuanto al texto, notemos solamente la mala traducción del adjetivo "gran" que lo coloca como modificando a guerra cuando en realidad modifica a día, tanto porque está inmediatamente después de esta palabra cuanto por el hecho de que guerra es acusativo masculino, mientras que día y gran son femeninos en genitivo.

Pasemos al comentario (negritas, como siempre, nuestras):

"Las Tres Ranas del  Apokalypsis han hecho sudar el quilo y romperse el mate a los intérpretes; mas los Santos Padres, casi todos, han visto en ellas herejías: las últimas y novísimas. Son el liberalismo, el comunismo y el aloguismo o modernismo.
El texto no dice "tres demonios", como tampoco congruye con el salir dos dellos de boca de hombres: el texto dice "espíritus", palabra que designa también un movimiento, una  ideología o una teología, en todas las lenguas.
Los Doctores nombraron las herejías que tenían ellos ante los ojos, que naturalmente creían las peores posibles; San Agustín: los arrianos, pelagianos y donatistas; Belarmino: Lutero, Zwinglio y Calvino; y así  otros. Yo hago lo mismo. Y puedo equivocarme como  ellos. Pero me parece esta vez va de veras".

Hasta aquí el Padre que luego pasa a desarrollar cada una de ellas.


Bastaba hacer un repaso por el resto del Nuevo Testamento para ver que los "espíritus demoníacos" sí son demonios, como se vé por el término quasi técnico "espíritus inmundos" del v. 13.

Sobre los "espíritus inmundos" y la clase de ángeles a los que pertenecen ya hablamos al describir la Jerarquía Angélica donde vemos que son llamados "demonios" o "espíritus inmundos" indistintamente por los evangelistas.

Esta es también la opinión de algunos exégetas in loco:

Straubinger: “Espíritus inmundos como los que vemos actuar en el Evangelio (Mt. X, 1; Mc. I, 23). No sabemos si obrarán por medio de algún poseso. Cfr. I Tim. IV, 1; Éx. VIII, 2”.

Fillion: “Spiritus immundos: En el Evangelio este nombre designa frecuentemente a los demonios (Mt. X, 1.12.48, etc); lo mismo aquí, como lo dice el vers. 14”.

En definitiva. No hay necesidad alguna de buscar herejías o movimientos sino que las ranas deben ser entendidas como demonios.

Antes de terminar es preciso responder a la objeción del Padre cuando dice: "El texto no dice "tres demonios", como tampoco congruye con el salir dos dellos de boca de hombres".

El término "salir de la boca de" es una imagen para describir el imperio o la orden sobre determinados elementos o seres.

Así, por ejemplo en XI, 5, hablando de los dos Testigos, se dice: "Y si alguno quisiere dañarles, sale de la boca de ellos fuego que devora a sus enemigos. Y si alguno quisiere dañarles, ha de morir de esta manera".

Esto no se debe entender que el fuego salga de la boca de Elías sino que el fuego que devorará a los enemigos ha de consumirlos tras la orden de Elías. La alusión a IV Reyes, I, 10 ss es indudable, como notan los exégetas.

Alápide comenta este pasaje diciendo: “Parecería que Elías hace descender el fuego del cielo y devorar a sus enemigos no con oraciones sino con su imperio, es decir ordenando al fuego”.

Esto y no otra cosa parece designar el pasaje que estamos analizando al decir: "Y ví de la boca del Dragón y de la boca de la Bestia y de la boca del Falso Profeta (salir) tres espíritus inmundos como ranas".

La boca de la Bestia (del mar) sería la misma que la de XIII, 5-6, es decir el cuerno de Daniel VII, lo cual parece identificarse con el Anticristo-Individuo, mientras que la boca del Falso Profeta parece ser la que habla como dragón (XIII, 11), es decir la de aquellos dos jefes principales de la falsa religión mundial:

Anticristo-Individuo:

"5. Y le fue dada una boca que hablase grandes cosas y blasfemias, y le fue dada autoridad para obrar cuarenta y dos meses.
6. Abrió, pues su boca para lanzar blasfemias contra Dios, para blasfemar de su Nombre y de su tabernáculo, (estos es) de los que tienen sus tiendas en el cielo".

Falso Profeta:

"11. Y vi otra bestia que subía de la tierra y tenía dos cuernos como un cordero, y hablaba como un dragón".


Tal vez nos dirá alguien: aun suponiendo que esto sea así, no parece demasiado grave o importante que las ranas sean demonios en lugar de herejías.

Concedemos gustosos la observación, pero hemos querido hablar de este pasaje por dos motivos:

1) Para señalar lo que creemos es una falla en Castellani en cuanto a su método exegético cuando omite buscar los lugares paralelos en que determinado término es usado.

2) Como una pequeña introducción para hablar dos palabras sobre la exégesis de Castellani del Armagedón y de la "Granguerra".

Pero sobre esto último nos ocuparemos en una próxima entrega.


Vale!