martes, 24 de febrero de 2015

La Profecía de las 70 Semanas de Daniel y los Destinos del Pueblo Judío, por Caballero Sánchez. Capítulo XVII (I de V)


CAPITULO DECIMOSÉPTIMO

LA INTERPRETACIÓN DE LA CRÍTICA Y LA QUE SE DA POR TRADICIONAL DEBEN ARMONIZARSE EN UNA TESIS SUPERIOR, QUE ES LA INTERPRETACIÓN ESCATOLÓGICA.

Hemos sostenido relativamente a la 70° semana como única tesis racional la tesis escatológica.
Para corroborar todavía más nuestra posición, examinaremos sintéticamente las dos tesis opuestas: a) la de la Crítica, defendida, v. g., por el P. Lagrange y que todo lo entiende de Antíoco Epífanes, el gran perseguidor de los Judíos y del culto mosaico; b) la de otros muchos exégetas que se dan por voceros de la Tradición, Knabenbauer en particular, y aplican los sucesos aquí profetizados a la reprobación por Dios del culto judío, hecho blanco de providenciales sanciones mediante los romanos.

I.- Es imposible la Tesis de la Crítica.

A) La razón principal que invoca la Crítica consiste en el paralelismo riguroso que pretende encontrar entre los textos relativos a la 70° semana y otros textos de Daniel (cap. VII, VIII, XI, XII), que deben interpretaren de Antíoco, así como entre los hechos de esa semana y los relatados en los Libros de los Macabeos.

"Si se admite que los capítulos VI, VIII, XI, XII se interpretan do Antíoco, con mayor razón deberá admitirse lo mismo de IX, 25-27; pues la visión de las semanas se halla aún más cerca que ellos de lo narrado en los libros de los Macabeos. En efecto, todos los acontecimientos encajan bien en una semana cuya segunda mitad revela el paroxismo del sacrilegio y termina con el fin del perseguidor. La semana cuenta siete años. Ahora bien, Antíoco reinó de 175 a 164. La muerte de Onías debe colocarse en 171. El rey saqueó a Jerusalén después de su primera expedición a Egipto en 170. La toma de Jerusalén y el culto sacrílego tuvo lugar en diciembre 168, después de la segunda expedición a Egipto. La Dedicación aconteció en 165 y la muerte de Antíoco poco después, en 164. Luego la lucha del Epifanes contra el Judaísmo duró siete años; la profanación del Templo duró tres años y diez días, y la atroz persecución probablemente un poco más. Todo así se aplica sin esfuerzo". Hasta aquí el P. Lagrange, en el artículo tantas veces citado, pp. 191, 192, 193.

Reprodúcese aquí un fenómeno que por lo ordinario pasa casi siempre inadvertido.


La Crítica, tan perspicaz para señalar cuidadosamente los menores matices filológicos de un texto, se vuelve miope para contemplar las inconfundibles diferencias que presentan de suyo las cosas. Ella, tan exigente para todo lo relativo a la corteza material de la Revelación, se muestra, en tratándose del alma de esa Revelación, tan condescendiente que se contenta con las más ligeras apariencias.

1) Onías, el sumo Pontífice, es desposeído por su hermano, el impío e intrigante Jasón, y expulsado de Jerusalén en 174. Vive expatriado hasta 171, cuando los emisarios de Menelao lo asesinan en Dafné cerca de Antioquía. Pues, aunque Onías no se encuentre al cabo de las 69 primeras semanas, ni pueda contarse la 70° desde el momento de su evacuación, sin embargo, por voluntad de la Crítica, Onías será el Ungido evacuado que cierra las 69 primeras semanas y abre cuatro años después la 70°…

2) Antíoco Epífanes entra en campaña contra el Egipto con su ejército de mercenarios, y, a su regreso en 169, saquea Jerusalén y el Templo, no por odio a los Judíos como tales, sino por vengarse de la traición de su ex amigo Jasón. Nuevas matanzas de Judíos y formal persecución dos años más tarde, fin de 168. Pues, ahí está, por voluntad de la Crítica, «el pueblo de un jefe que vendrá» destruyendo la ciudad y el santuario, aunque no hubo tal destrucción, ni el pueblo sirio como tal haya tenido nada que ver en los negocios antijudaicos de Antíoco.

3) Comienza la atroz persecución. Origínase una guerra, la de los Macabeos, en 171, que se prolonga largos años después de muerto Antíoco. Pues, por decisión de la Crítica, eso será «la guerra decretada con devastaciones», aunque el vencedor no sea Antíoco ni éste haya pensado en esa guerra que le impusieron los valientes Macabeos y aunque para colocar en la historia esos sucesos haya que poner a un lado la 70° semana.

4) Desde un principio, algunos de entre los principales judíos, ambiciosos y pervertidos, buscan el apoyo de Antíoco para dominar ellos en Jerusalén, y se hacen después cómplices del rey en la obra de persecución al Judaísmo. Pues, no hay duda, decreta la Crítica, «el pueblo de un jefe hizo alianza con muchos», aunque la historia no hable de «pueblo», ni Antíoco firme tratados, ni mucho menos las malvadas combinaciones de aquellos pícaros hayan principiado en Antíoco o hayan revestido algún carácter de ostentación o solidez.

5) Antíoco muere aislado, carcomido de  gusanos por castigo divino. Pues, porque le place a la Crítica, hay que reconocer en eso la famosa «inundación» divina que pone término al «pueblo de un jefe que vendrá...».

Hemos repetido esas consideraciones para que se palpe el paralelismo riguroso que ven los ojos de la Crítica entre los hechos de la 70° semana y la historia de Antíoco Epífanes. Visión que para concluir a la identidad de los objetos, intensifica caprichosamente semejanzas fluctuantes de accidentes externos, omitiendo las diferencias irreductibles de las cosas en sí.

Todo el peso de esas diferencias recae sobre el sentido del inciso: «hará cesar el sacrificio y la ofrenda por media semana y habrá sobre el ala abominaciones de la desolación». Verdad es que Antíoco hizo algo paralelo: suprimió el continuo sacrificio, holocausto ofrecido a Yahvé en el Templo, mañana y tarde, y en aquel lugar hizo erigir un altar a Júpiter olímpico. Pero, además de la necesaria diferencia que proviene del contexto, hay todavía para este particular suceso de la supresión del culto un dato singularizante que resiste a todo empeño de confusión: trátase del tiempo que duró la profanación del Templo judío ordenada por Antíoco, tres años y algunos días, tiempo que, por mejor voluntad que se tenga, no igualará nunca la media semana de años anunciada por Daniel.


Luego, por la comparación directa del texto de Daniel con la historia de los Macabeos, se prueba la necesidad de diferenciar los tiempos de Antíoco y los de la 70° semana.