domingo, 5 de abril de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis I, 12-13 (II de II)

III) vestido de túnica talar
y ceñido el pecho con un ceñidor de oro


Notas Lingüísticas:

Ἐνδεδυμένον (vestido): cfr. XV, 6 y XIX, 14. En ambos casos parecería aplicarse sólo a ángeles.

Zerwick: ποδήρη (talar): que llega hasta el pie; túnica talar".

Allo: "ποδήρη, vestido talar, Cfr. Ex. XXVIII, 4, para traducir מְעִ֔יל, entre las vestimentas del Sumo Sacerdote; Sap. Sal. XVIII, 24, sobre el vestido de Aarón; Zac. III, 4, vestimenta del Sumo Sacerdote Jesús (LXX); Josefo, Ant. Jud. III, 7, 2. Den. b. Salibi dice que esta palabra corresponde en sirio a "efod". Se trata, pues una vestimenta sacerdotal".

Allo: "ζώνην χρυσᾶν (ceñidor de oro): Cfr. Dan. X, 5 y en I Mac. X, 89, πόρπην χρυσῆν (hebilla de oro), distinción reservada a los príncipes de sangre real y enviada por el rey Alejandro a Jonatás".

Zorell: מְעִ֔יל: vestido exterior más ornamentado, manteo, talar: lo usaban para vestirse el pontífice (Ex. XXVIII, 4.34; XXXIX, 23; Lev. VIII, 7); el rey (I Rey. XXIV, 5.12; Ez. XXVI, 16; I Par. XV, 27); el hijo y la hija del rey (I Rey. XVIII, 4; II Rey. XIII, 18); Samuel (I Rey. II, 19; XV, 27), los nobles (Job I, 20; II, 12; Ester IX, 3.5)".


Comentario:

Allo: "… la intención de Juan es de las más claras. Jesús se le aparece como sacerdote (ποδήρη) y como rey (ζώνην χρυσᾶν)".

Alápide: "Cristo está vestido con túnica talar porque ésto corresponde con propiedad a los siete candelabros. Cristo asume aquí la forma con la cual nos representa su oficio pontifical sobre estas iglesias y algunas otras, a las cuales corrige, enseña, amonesta, perfecciona, como se verá en los capítulos II y III. Todas estas cosas hasta el capítulo IV pertenecen a la primera parte del Apocalipsis que es sobre la corrección e instrucción de las siete Iglesias y Obispos del Asia. De aquí que en el capítulo V, donde comienza la otra parte, es decir, la profética, se propone otra visión de Cristo y de otra forma, a saber, como un Cordero inmolado".


Straubinger: “Nótese que el Hijo del hombre (Jesús) lleva la vestidura de Rey y Sacerdote. Cfr. Daniel X, 5 ss donde el profeta tiene una visión semejante a ésta. De ahí que algunos exégetas vean en aquel "varón" al Hijo del Hombre. Véase Dn. VII, 13; Zac. VI, 12 y notas.”

La visión de Dan. X parece ser la de San Gabriel, como lo indica Straubinger en la nota.

Sales: "Hábito talar. Se trata de un vestido largo, que descendía hasta los pies y era usado por el rey y el sacerdote (Ex. XXVIII, 4.31; Eccli. XXVII, 9), siendo un signo de majestad y grandeza (Is. VI, 4; Ez. IX, 2 etc.).

Sales: "Cinto al pecho: La faja usada a la cintura es símbolo de acción (Lc. XII, 35; Ef. VI, 14) pero usada al pecho indica reposo y majestad. Jesucristo es presentado como sacerdote y rey".

Wikenhauser: "La descripción del aspecto de Cristo glorioso se aproxima bastante a la de la aparición del arcángel Gabriel, que se lee en Dn. X, 4 ss; algunos rasgos provienen de Ez. I, 24 ss. En primer lugar se describe la vestimenta. Cristo viste una túnica que baja hasta los pies, ceñida al pecho con un cinturón de oro. La túnica amplia es distintivo del Sumo Sacerdote (Sab. XVIII, 24). El cinturón tejido con hilos de oro forma parte asimismo del vestuario de los sumos sacerdotes y de los reyes; tratándose de una prenda sacerdotal no se ciñe a la cintura sino sobre el pecho (Flavio Josefo, Ant. III, 7, 2, núm. 153). Túnica y ceñidor simbolizan, pues, la dignidad de sumo sacerdote que posee Cristo".

Muchos hacen alusión aquí a la visión de Daniel en su Cap. VII. Esta opinión sería verdadera si sirviera para identificar al “Hijo del hombre”, pero no necesariamente para indicarnos en qué tiempos nos encontramos.

Alápide: “El Pontífice tenía dos túnicas, una de lino (Heb. ketonet, Gr. citwn) la cual usaban siempre todos los sacerdotes en las ceremonias y otra de jacinto (Heb. meil), que era propia del Pontífice y délla pendían las granadas y las campanillas, y de esta túnica habla Sab. XVIII, 24: “En la vestidura talar que llevaba, estaba simbolizado todo el mundo”, a fin de significar que el pontífice vestido de talar es el mediador entre el cielo y la tierra, de Dios y los hombres y que suplica por todo el mundo.
Podrá preguntarse cuál de las dos túnicas es la que Juan entiende por la “talar”. Alcázar, Ribera y Pereyra entienden la de lino. Tanto F. Josefo (lib. III Antiq. cap VIII) como San Jerónimo (Epist. 128) la llaman “talar”. Los LXX en Ez. IX, 2, donde nosotros leemos “un hombre vestido de lino” tradujeron “vestido de talar”. Además esta persona aparece entre los candelabros, y como cuidando déllos, lo cual no era función del sumo sacerdote y así no es adecuado que el sacerdote vestido con la túnica jacinta aparezca en medio de los candelabros (…).
Sin embargo, parecería que la talar es la jacinta: primero, porque así traducen y explican los LXX, Ex. XXVIII, 31, en donde se trata claramente de las dos túnicas, y se distinguen entre sí por el nombre. Segundo, porque sólo la vestimenta jacinta, propia del pontífice, significa el pontificado propio de Cristo. En efecto Cristo no está aquí como un sacerdote menor sino que es presentado como pontífice, que enseña y corrige a los siete ángeles, es decir a los siete obispos[1], de las siete iglesias. De aquí que esté ceñido con un ceñidor de oro, lo cual designa al pontífice y no al sacerdote. El sacerdote solo se ceñía con ceñidor de lino; el pontífice, en cambio, además del ceñidor de lino tenía uno de diversos colores, ya que la túnica jacinta, que no sujetaba el efod con el pectoral, coincide aquí con el ceñidor dorado, que Juan da a Cristo. Tercero, porque la túnica de lino “descendía hasta las rodillas nada más” como dice S. Jerónimo (Epist. 128), en cambio la jacinta hasta el talón (…). Cuarto, ya que por “talar” Sab. XVIII, 24 y Eccli. XLV, 10, entienden la jacinta en donde leemos “circumpedes” en griego es “poderis”, y manifiestamente se habla de la túnica jacinta”.

Alápide: "Y ceñido el pecho con un ceñidor de oro: Alude, primero: al cíngulo de los sacerdotes y pontífices del Antiguo Testamento, pues estos se ceñían a bastante altura como lo dice Josefo, Ant. Jud., III, cap. X, al explicar que lo hacían alrededor del pecho un poco más abajo de las axilas. Y San Jerónimo en la Epist. 128: "Balteo, se ceñía la túnica talar entre el ombligo y el pecho". De aquí que Turnebus y Sigonius noten que era costumbre de los sacerdotes ceñirse bien arriba, para significar que ellos más que nadie deben estar listos para todo servicio de Dios. En segundo lugar, el ceñidor de oro era propio de los pontífices del Antiguo Testamento, pues los sacerdotes menores se ceñían con lino de varios colores, a saber mezclado de grana, púrpura y jacinto, sin oro; en cambio el ceñidor del pontífice era de lino de varios colores mezclado con oro"[2].

Además si examinamos los textos alegados en favor de la realeza de Cristo veremos que no se trata de un cíngulo sino de una hebilla.

I Mac. X, 88 s: “Así que el rey Alejandro supo todos estos sucesos, concedió nuevamente mayores honores a Jonatás, y le envió la hebilla de oro, que se acostumbraba dar a los parientes del rey”.

Straubinger mismo comenta: “La hebilla de oro: condecoración que se llevaba en el hombro para sujetar el manto. Véase XI, 58 y XIV, 44.

Es decir no es lo mismo que el ceñidor de oro que se usaba en el pecho.

Fillion hace notar que el ceñidor de oro a la altura del pecho se encuentra también en los siete ángeles que derraman las siete copas (XV, 6). Por esta razón Charles no vé aquí nada relacionado con el sacerdocio, sino que indica simplemente la dignidad de la persona.

¿Qué decir de todo esto y para qué sirve?

Si la imagen de Nuestro Señor fuera solamente de Sumo Sacerdote y no de Rey podría darse una razón para ésto y es que esta visión, como ya lo dijimos, representa las primeras cinco Iglesias, las cuales miran más directamente al desarrollo de la Iglesia y los efectos de la Primera Venida, mientras que las dos últimas Iglesias nos introducen de lleno en los tiempos inmediatos anteriores a la Segunda Venida y en donde Jesucristo es representado más bien como Juez.




[1] Yerra aquí Alápide. La vera solución es la de Lacunza.

[2] Poirier, Les Sept Églises (1943), pag. 31, dice que el vestido es sacerdotal.