miércoles, 28 de septiembre de 2016

El que ha de Volver, por M. Chasles. Tercera Parte: Las Señales (II de VII)

II

ES PRECISO QUE VENGA LA APOSTASIA PRIMERO

II Tes. II, 3

Entre los signos del orden moral que anuncian la venida de Cristo, hay uno que tiene un doble aspecto. Por una parte es preciso que "el Evangelio del reino sea predicado en el mundo entero", y por otra, el Maestro ha anunciado para estos días el enfriamiento de la caridad y la falta de fe sobre la tierra. "Pero el Hijo del hombre, cuando vuelva, ¿hallará por ventura la fe sobre la tierra?" (Lc. XVIII, 8).


LA DIFUSION DEL EVANGELIO

Cuando San Cirilo de Jerusalén en el siglo IV dijo que el Evangelio había sido predicado en el mundo entero seguía la opinión corriente, pero errónea. Hace sólo poco tiempo que nuestra tierra habitada es completamente conocida. Hacia la mitad del siglo XIX, el centro del África, del Asia y de la América eran todavía en parte inexploradas.

Ahora sabemos que toda la tierra ha sido visitada, y sabemos también que, por las Misiones Católicas y protestantes[1], el Evangelio es difundido en forma sorprendente desde hace 50 años.

Las obras bíblicas han hecho un prodigioso esfuerzo para hacer conocer a Jesucristo y la salvación de la Redención. En Febrero de 1933, el Nuevo Testamento estaba traducido en 869 lenguas y cada año que venga se ofrecerá la Palabra de Dios en algunos nuevos dialectos.

Podemos decir sin equivocarnos que el Evangelio es repartido hasta los extremos de la tierra. No hay una isla ni un territorio donde la Biblia no haya sido llevada. Pues Jesús ha dicho: "Y se proclamará este Evangelio del Reino en todo el mundo habitado, en testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin" (Mt. XXIV, 14).



LA APOSTASIA DE LOS ESTADOS Y DE LAS MASAS

Muchos textos de la Escritura no dejan ninguna duda sobre el carácter del movimiento creciente de la apostasía de los Estados y de los pueblos. Si el Evangelio debe ser anunciado sobre toda la tierra, los hombres en masa deben levantarse contra Dios.

"Y por multiplicarse la iniquidad, se enfriará la caridad de los muchos" (Mt. XXIV, 12).

Cada siglo ha creído reconocer en la iniquidad creciente y el enfriamiento de la caridad el índice de la vuelta próxima de Jesús.

Pero, ¿no hay algo nuevo en nuestro siglo? Parece que sí: "La doble apostasía de los Estados y de las masas".

Oficialmente en Europa casi todos los Estados son neutros desde el punto de vista religioso. La religión del Estado tiende a desaparecer y la irreligión a implantarse.

En cuanto a las masas, ellas sufren las consecuencias de la descristianización sistemática, producida por la enseñanza laica y el desarrollo de los apetitos de goce y la búsqueda del placer.

El abate Merklen constata que "a pesar del esfuerzo de una abnegación admirable, la apostasía de las masas se manifiesta y se acentúa".

Hemos asistido al hundimiento religioso de un Estado de 163 millones de hombres. El gobierno de la Unión Soviética es oficialmente ateo. Hasta el presente no ha habido más que separación de la Iglesia y del Estado; hoy hay en Rusia, unión del Estado y de los "sin Dios". Jamás se había manifestado una concepción semejante.

Cuando los emperadores romanos perseguían a los cristianos era para defender a los dioses del Imperio. Eran creyentes y fervorosos creyentes, al menos, en su mayoría.

Cuando los musulmanes hicieron "la guerra santa", la llevaron a cabo en nombre de Dios y del profeta.


LOS SIN DIOS

Pero pretender borrar del mundo el nombre de Dios, como lo ha hecho la U.R.S.S. es algo que no se había visto jamás en ningún país y en ningún tiempo y que se parece extraordinariamente a "esta apostasía que debe preceder a la vuelta de Jesús".

Antes que el día del Señor aparezca, escribe San Pablo, "nadie os engañe en alguna manera: si no viniere la apostasía primero y se revelare el hombre de la iniquidad, el hijo de la perdición; el que se opone y levanta sobre todo el que se dice Dios o numen; hasta él en el templo de Dios sentarse, probándose a sí mismo que es Dios" (II Tes. II, 3-4).

Verdaderamente Satanás ha tenido éxito en la U.R.S.S. para hacerse "el que se opone y levanta sobre todo el que se dice Dios o numen".

Sí, todo lo "que se dice numen", pues se rechaza indistintamente toda religión del territorio de la Unión: cristianismo, judaísmo, islamismo, budismo, etc.

Se podría aplicar a la U.R.S.S. una página apocalíptica de las más impresionantes. Ella se refiere evidentemente al Anticristo, pero este país de iniquidad, ¿no prepara acaso junto con Alemania —de la que vamos a estudiar el neopaganismo — la aparición del "hombre de pecado"?

Y vi otra bestia que subía de la tierra y tenía dos cuernos semejantes a un cordero y hablaba como un dragón. Y la autoridad de la primera Bestia la hace toda delante de ella y hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la Bestia, la primera, cuya plaga mortal fue curada.
Y hace grandes signos de forma tal que incluso fuego hace descender del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los que habitan sobre la tierra a causa de los signos que se le dio hacer delante de la Bestia, diciendo a los que habitan sobre la tierra que hicieran una imagen a la Bestia que tiene la plaga de la espada y vivió.
Y se le dio dar espíritu a la imagen de la Bestia de modo que también hablase la imagen de la Bestia e hiciese que cuantos no se postrasen ante la imagen de la Bestia fueran muertos. Y hace que a todos, los pequeños y los grandes y los ricos y los pobres y los libres y los siervos, se les dé una marca sobre la mano de ellos, la derecha, o sobre su frente, y que ninguno pueda comprar o vender sino el que tiene la marca, el nombre de la Bestia o el número de su nombre”  (Apoc. XIII, 11-17).

En la U.R.S.S. la compra y la venta no pueden hacerse más que con "la señal o marca de la bestia". Esta es la tarjeta de la cooperativa que es preciso tener en la mano para procurarse la subsistencia. El mercado es enteramente colectivo: los teatros son teatros del Estado; así los vendedores como los compradores son funcionarios; todos tienen su marca en la frente (tarjeta del gobierno soviético); unos para poder vender, otros para poder comprar. Tanto las propiedades raíces, como las usinas, son colectivizadas; todo es propiedad del Estado y cada uno es marcado[2].

Marcado para la vida material, marcado también para la vida del espíritu.

El ciudadano de la Unión no puede leer más que lo que está autorizado y no puede tener una religión sin ser perseguido.

He aquí la doble marca sobre la mano y la frente del hombre ruso ¡Más se asemeja éste a una bestia de carga que a un hombre!

El hombre libre, creado por Dios, es reducido a la esclavitud.

Veremos más adelante las consecuencias políticas de un régimen semejante.


EL NEO-PAGANISMO

Un doble movimiento anticristiano se desarrolla en Alemania, con una rapidez sorprendente; el racismo y el neo-paganismo.

El pueblo alemán quiere depurar la raza, hacerla apta para ser una nación aria, fuerte y de sangre absolutamente pura.

Todos aquéllos que no son "de raza" son eliminados sin piedad, expulsados del territorio o hechos estériles.

Los procedimientos de eugenesia son absolutamente contrarios a las leyes naturales, al acto de procreación, a la libertad del hombre, que son dones divinos.

Bajo pretexto de racismo, se rechaza a Jesucristo, el judío, no se quiere sino dioses arios.

El neo-paganismo se desarrolla, el pueblo alemán quiere volver a las divinidades del Walhalla, y exclama: "Popes y rabinos desapareced, nosotros querernos volver a ser paganos. El disco solar nos guía".

Acaba de ser compuesto el himno al disco solar:

"No tenemos necesidad de mediadores con el cielo.
Para nosotros lucen el sol y las estrellas;
La sangre, la espada y el disco solar;
He aquí nuestros campeones en el infinito.
El huracán sopla sobre la pradera.
Un nuevo milenario comienza"[3].

Mientras Juan anuncia en el Apocalipsis un reino de mil años para Cristo, antes de la realeza suprema "por los siglos de los siglos", Hitler anuncia al mundo que "un nuevo milenario comienza" para él y su raza. "¡Es un don de Dios ser alemán!".

Últimamente la princesa Adelaida de Lippe, en una reunión pagana de Berlín declaró que los conceptos cristianos eran extraños a la raza germánica, y agregó: "El hombre de Alemania no conoce ningún redentor fuera de sí mismo". Esto es la negación absoluta de Cristo.

La Biblia es rechazada en el país germánico, "por ser un libro judío".

Decirse pagano es una gloria. En los anuncios de los diarios de Berlín los "jóvenes paganos" piden "jóvenes paganas" para casarse con ellas.

He aquí más todavía: Un anticristo de 30 años desearía casarse con una joven de las mismas convicciones  (Le Temps, 9 de Abril de 1935).

Verdaderamente parece que el Apóstol San Pablo veía estas horas de locura: "Y por esto envíales Dios operación de error para que crean a la mentira; para que sean juzgados todos los que no creyeron a la verdad, sino que complacieron a la injusticia" (II Tes. II, 11-12).

¡Qué artificio de error, qué revelación de iniquidad!

Cuando tales vientos de irreligión, de mentira y de locura soplan sobre países enteros, como la URSS y Alemania, ¿no deberían ser considerados como signos?

Las manifestaciones de las potencias del mal ¿no están acaso listas para estallar "en virtud, en señales y prodigios de mentira"? (II Tes. II, 9).




[1] Nota del Blog: ¡Ay!

[2] Este régimen ha sido en parte modificado después de Enero de 1935, pero el espíritu que lo caracteriza es el mismo.

[3] Citado por "Le Christianisme au XX siècle", 11. Julio de 1935.