lunes, 22 de enero de 2018

Addenda VIII: Apocalipsis I, 4, por el P. Joüon

Al publicar el interesante Artículo que el P. Joüon le dedica a analizar la identidad de los siete Espíritus del I capítulo del Apocalipsis, nos olvidamos de transcribir en nuestra nota una de las referencias que dimos y que confirmaría la tesis del ilustre jesuita francés.

En su comentario nos ilustraba:

“Los siete espíritus se caracterizan porque “están ante el trono” de Dios. Es una abreviación de la locución οἳ ἐνώπιον τοῦ Θεοῦ ἑστήκασιν “los que están de pie ante Dios”, la cual es empleada en VIII, 2 hablando de los siete ángeles. Pero, “estar de pie ante alguien” es una locución hebrea ('amad lifné), que sugiere la idea de servicio y que puede incluso conducir a “servir a alguien, estar al servicio de alguien”.

Para luego terminar con estas palabras:

Los siete espíritus serían, pues, los λειτουργικὰ πνεύματα (espíritus servidores, Heb. I, 14), sin dudas del orden más elevado. Son siete como las Iglesias de Asia. Además, no es temerario pensar que su rol es el de llevar a las siete Iglesias “la gracia y la paz” que Dios se dignará acordarles”.

Pero he aquí que, en otra parte del mismo Apocalipsis, san Juan relaciona directamente “estar ante el trono de Dios” con el “servicio”.

En VII, 13-15 dice:

“Y se dirigió uno de los Ancianos, diciéndome: “Estos, los vestidos de túnicas, las blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?”. Y le dije: “Señor mío, tú sabes”. Y me dijo: “Estos son los que vienen de la tribulación, la grande; y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero”. A causa de esto, están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su santuario y el sentado sobre el trono tenderá su tabernáculo sobre ellos”.

Las palabras finales son un eco de lo que se verá hacia el final del mismo Apocalipsis:

XXII, 3: “Y ninguna maldición habrá más y el trono de Dios y del Cordero en ella estará, y sus siervos (de Dios) lo servirán”.

Ver Apoc. XIX, 5.

Todo parecería indicar, pues, que estos siete espíritus no pueden ser más que los siete arcángeles llamados a “asistir delante del Señor” (Tob. XII, 15).


Vale!